jueves, 23 de abril de 2015

Receta socio afectiva - para alegrar el alma-


El día 13 de Abril de 2015, dos alumnas del Grado de Maestro de Educación Primaria de la ULL llegamos al CEIP Chamberí, con el fin de poder aprender y participar en una clase de Educación Emocional impartida por el maestro Donato Hernández.
Nuestro profesor de la Universidad de E. Emocional nos había marcado como tarea la observación directa en centros escolares de buenas prácticas docentes, por eso no dudamos ni un segundo en saber lo que queríamos: disfrutar de una buena clase de Educación emocional y para la creatividad.
Así que allí estábamos nosotras, dos aprendices de maestras nerviosas, pero impacientes y preparadas para todo. Entramos en el comedor, nos sentamos al final de la clase y cuando nos dimos cuenta ya había unas 15 personas mirándonos mientras el profesor nos presentaba y les explicaba por qué estábamos allí. El profesor Donato ya les había advertido en una sesión anterior lo que iban a hacer, por lo que la mayoría había traído todo lo necesario para llevar a cabo una “Receta Socio afectiva”, en este caso una deliciosa macedonia de frutas y yogur. No os engañéis, no es cortar fruta y echarla en un bol, es algo más complejo y delicado.
Lo primero que se hizo fue entrar, luego prepararse, repartir la fruta, lavarse las manos, analizar los alimentos y comenzar con nuestra receta. El primer paso a seguir fue pelar el plátano, pero no sistemáticamente como hacemos siempre sino dándole un valor y unas propiedades. Conforme vas pelando el plátano te vas deshaciendo de todos los problemas y te vas quedando con la mejor parte, lo más dulce. Es importante saber que el plátano nos dará vitalidad y ayudará a recuperar nuestro organismo. La cáscara normalmente la tiramos a la basura, pero ¿Y si convertimos un problema en una solución? Te gustará saber que la cáscara del plátano tiene muchas propiedades que ayudarán a sanar más pronto tus heridas. Luego de esto, se comenzó a partir el plátano en rodajas mientras el profesor intervenía dando una breve idea de cómo puede influir la manera en que cortes el plátano en el análisis de tu comportamiento a la hora de afrontar los problemas (unos cortes más amplios darán a entender que le das poca importancia a los problemas o te lo tomas de una manera más relajada, ocurriendo lo contrario si tus cortes son más finos y rápidos).
El segundo paso es pelar el kiwi y picarlo, así como haremos con la manzana. Mientras pelamos la manzana tenemos que ser conscientes de que queremos deshacernos de nuestros problemas. Seguidamente se pica la fresa, la pera y la piña. La piña era en latas, por lo que en este momento se entra en un aspecto importante de la educación emocional: COMPARTIR. Si cada uno quiere poner su lata de piña, al final, tendremos demasiada piña para una sola persona, por eso el profesor se encargó de que se adquiriera bien el hecho de abrir solo 2-3 latas compartieran entre ellos.
Por último, se vierte el yogur en la macedonia y lo vamos mezclando siendo conscientes de que estamos creando una dulce y rica receta que nos va a ayudar a ser más fuertes, no solo físicamente sino intelectualmente. El último paso que se lleva a cabo es servir las deliciosas recetas en la más delicada de las presentaciones, dado que es algo que ha creado uno mismo. No va a haber dos macedonias iguales, de hecho ni siquiera van a saber igual a pesar de haber utilizado los mismos ingredientes. Cada plato es único y el hecho de haberlo realizado personas que también son únicas, hará que todos y cada uno de ellos tengan diferentes sabores y texturas. Una vez acomodado, le pondremos las deliciosas almendras picadas por encima… et Voilà!


Para concluir, nos gustaría añadir que a nosotras, como futuras maestras, la idea de impartir esta asignatura en las aulas nos parece de un carácter fundamental. Puede que para algunas personas sea una pérdida de tiempo, pero realmente creemos que es de vital importancia trabajar los aspectos emocionales durante la vida de un niño o niña, sobre todo durante su vida académica. Los valores tales como el respeto, la solidaridad, compartir o simplemente convivir son de vital importancia en nuestras aulas. Puede parecer una bobería pero muchas personas, en este caso alumnos y alumnas, pueden encontrar realmente difícil la tarea de convivir con otros en un mismo espacio, que es la escuela. Esa es precisamente la tarea de un maestro: preocuparse de los sentimientos y las emociones de sus alumnos y alumnas y darles la importancia que se merece, así como ser capaces de crear seres sociales, no solo centrarse en enseñar correctamente matemáticas o ciencias… Finalmente, dar las gracias al equipo directivo del centro y al profesor Donato Hernández por dejarnos formar parte de esta grata experiencia.


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